martes, 27 de octubre de 2015

Lo que dijo Pablo Amadeo en la presentación de "Diez razones..." me emocionó tres veces

Presentación de 10 razones por las cuales usted debe tener este libro, de Cocó Muro


El Espacio
Sábado 17 de octubre
“Día de la Lealtad peronista”



Pierdo el tiempo buscando 5 diferencias entre Leonardo Simons, Alberto Badía y el Muñeco Mateyko.

1.       Leonardo Simons fue el único que se suicidó.
2.       El Muñeco Mateyko es el único que se arremanga los trajes.
3.       Badía es el único que formó parte de una banda de rock. Él dijo ser el quinto Beatles.
4.       Leonardo Simons fue el mejor jugador de tatetí que dio la televisión argentina.
5.       El Muñeco Mateyco es el único conductor que invitó unas 350 veces al Puma Rodríguez a su programa.

Vuelvo a la solapa del libro para ver la fecha de nacimiento de Cocó. Claro, pienso, nacida en los 80. ¿Quién sino habría de incluir en sus listas nombres como Simons, Badía y Mateyko?

Un material de consulta. Eso quisiera decir sobre 10 razones por las cuales usted debe tener este libro. Un ayuda memoria sobre temas que nos aquejan, no solo todo el tiempo, sino muchas veces de manera simultánea. Los pequeños miedos cotidianos, los efectos colaterales de las separaciones, los errores o los lugares comunes que habitamos.
Me gustan los libros que nos hacen inmediatamente tener ganas de escribir. De sobre escribir el texto, de participar de la confección del texto. Escucho al Gordo Alorza y La Guardia Hereje mientras escribo. Un tango compuesto por el fraseo de una lista interminable cosas que podemos encontrar en las tristezas del domingo, y digo, Alorza

1.       Tristeza fiera, tristeza de domingo de salas de hospitales con camas en silencio
2.       De cementerios con el pasto crecido, con flores olvidadas ya secas en el piso
3.       Y con la noche que llega desde el río y se moja el alma con una lluvia vieja
4.       Tristeza dulce de estadios ya vacíos, de platos en la bacha, tristeza de domingo.
5.       Tristeza amarga de mates que se lavan,
6.       De minas que no llaman
7.       De tierra en los bolsillos
8.       De manos sucias mangueando una moneda
9.       De sonrisas gastadas
10.   De patios a la siesta

Lo enunciativo encandila y uno no puede más que verlo en todos lados.
Uno podría ir desplegando en forma de diagrama todos los géneros narrativos y encontrar ahí listas, listas como género precursor de la lengua. Como dice Lucía Marroquín, por más prosaica que sea, toda lista es, en potencia, literatura.

Un juego de mesa. Me imagino dos equipos. Uno de ellos le da la consigna al otro y un tiempo máximo para la producción de una lista: Enumere 10 Situaciones incómodas empezando ¡ya! Este libro de Cocó sería algo así como los cuadernillos con todas las respuestas del Juego de mente, o las tarjetas del Pictionary.

Un catálogo de reflexiones, válidos por los contactos que genera, por la identificación. Allí radica el genio de Cocó

Llanto de Mudo

En el 2009 edité mi primer libro, fue con Pixel Editora. En ese mismo año conocí una editorial cordobesa que me sorprendió y que sigue haciéndolo a pesar del paso de los años. Siempre ha sido una referencia. Los primeros libros que vi de esa editorial fueron historietas. Las traía a las FLIA de La Plata un pibe del interior de la provincia de Buenos Aires. Él me hizo el contacto y comenzamos a traer de esos libros para estos pagos. Recuerdo con mucho placer los primeros títulos que trajimos a nuestra librería: ejemplares de “Ruta 22”, varios números de “Ordinario”, la fantástica edición de “El cuervo que sabía” o las tiras del “Señor y  la Señora Rispo”, del moustro de Diego Parés. Recuerdo una novela breve de esta misma editorial. Una historia de Gonzalo Toledo, titulada Temporada de incendios. En esa edición pequeña de 17 x 11 cm leí una de las contratapas más inquietantes de la literatura reciente nacional a la que tuve acceso en los últimos años: “Cuando te hacen a un lado y te condenan a lo que estás predeterminado a hacer con tu vida, la única que te queda es convertirte en una amenaza”.
Hace algunos meses atrás, me sorprendió una tarde, la amarga noticia de la muerte de Diego Cortés, quien junto a Pablo Peisino, Nicolás Brondo y Guillermo Bawden  fue una de las cabezas de ese mítico monstruo llamado Llanto de Mudo. Estas palabras son de alguna manera, una forma de rendirle homenaje a Diego Cortés y su trabajo.
Cuando pienso en las 10 razones por las cuales usted debe tener este libro, se me ocurre una decimoprimera razón: es un libro editado por Llanto de Mudo, esa hermosa y prolífica editorial Cordobesa. 

Cocó Muro

Cocó Muro también es cordobesa. Se mudó a Buenos Aires hace unos 6 años. Estudió Comunicación y se especializó en Periodismo Cultural. Es editora y ha publicado crónicas, perfiles y reseñas en medio nacionales y del exterior. Tiene cierta afición por la confección de listas. En realidad ese tics es el síntoma de otra patología: la compulsiva necesidad por dar cuenta de la Ontología, el trabajo, lo doméstico, la pareja, el estilo, el lenguaje, la praxis y la metafísica a través de la enumeración de tips, situaciones, objetos, lugares, cosas.
Me asusta un poco no poder dejar de escribir en forma de lista nunca más. Una línea tras otra, sin más conexiones aparentes que la fortuita pertenencia a una lista que les da sentido. Tres formas de entender un libro. 5 señales para darte cuenta si sos un groupie de otra editorial que no es la tuya. Hoy, 17 de octubre, mientras estamos todos acá jurándole lealtad a este primer libro de Cocó Muro no puedo dejar de pensar en listas. La fecha y el contagio del método reflexivo, hace que no pueda parar de pensar y de perder el tiempo pensando en 5 razones por las cuales ser peronista, hoy, un 17 de octubre de 2015:

1.       Puede usted ser de derecha o de izquierda, indistintamente, a lo largo de toda la vida o de a ratos
2.       Siempre habrá otro peronista para el cual usted será la mejor opción entre otro montón de personas
3.       Siendo usted peronista, tiene la potestad de autoproclamarse propietario de un día soleado
4.       Puede identificarse usted como peronista con solo levantar de manera simultánea su dedo índice y su dedo medio mientras mantiene contraído el resto de los dedos de la mano
5.       Todo el tiempo usted tiene a alguien a quien profesarle lealtad

Hay Diez razones por las cuales usted debe comprar este libro

1.       Está escrito en su idioma original
2.       Es el primer libro de Cocó Muro
3.       Es una práctica guía de conversación en reuniones sociales
4.       María Moreno escribió el prólogo
5.       Es un libro, que además, es un juego de salón
6.       La tapa es un diseño de Nica
7.       Es más barato que El Libro Rojo de Jung
8.       Tiene buen lomo
9.       Es un excelente posavasos
10.   Porque sí


Una descripción enunciativa que genera inmediata empatía con el lector

Frases sueltas dentro de galletas de la suerte chinas, como dice Amalia Sato en la contratapa de esta edición. 
Se me ocurren varias listas más, pero por último quisiera nombrar una lista breve, compuesta por tres items.

Tres personajes que nos inspiran con lo que hacen, para lo que hacemos:
- Cocó Muro
- Flavio Lo Presti
- Sergio Pangaro


Pablo Amadeo es editor, diseñador gráfico, corrector y docente de la UNLP. 
Trabaja en los proyectos de Pixel Editora y Malisia Editorial, y participa en Chasqui, una revista barrial de la ciudad de La Plata.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Entrevista a Mariano Lucano (revista Barcelona)


Uno dice “La Barcelona” y sabe que no estamos hablando de la ciudad española exponente del art nouveau y el modernismo catalán, ni de la cuna de Antoni Gaudí, ni siquiera del club que vio crecer -literalmente- a Lionel Messi. La Barcelona es esa revista cuya tapa se destaca de todas las que se exhiben en los kioscos de cualquier punto del país. Es que decir “tapas de Barcelona” tampoco le remite a un argentino a esos bocadillos exquisitos que se venden a 1 euro -y a otro euro la caña- en los bares de la capital de Catalunya.
La Barcelona es la revista que se anima a titular ‘Abuelas de Punta del Este” y poner imágenes de Susana Gimenez y Mirtha Legrand, o declarar ‘Todos putos’ para hablar sobre el matrimonio igualitario, y anunciar con un ‘Nestor not dead’, encabezando la imagen del ex presidente posando a lo Jim Morrison, que ‘Murió un crispador, nace un rock star’.
“La revista cumplió 10 años el año pasado. Para ser más exactos, van a ser 12 en abril del año que viene, es una revista de segunda década”, explica Mariano Lucano uno de los engranajes de este motor que se alimenta de puro amor por el producto. “La Barcelona funciona como si te tomaras un ácido para ver la realidad y no se discute su lógica: habla de un mundo que no es este mundo, es parecido pero no es, en él no hay fisuras. No hay un ‘bueno, ahora hablamos en joda y ahora hablamos en serio’. Es un solo tono y con todos los clichés del periodismo”.
Lucano es el director de arte de la revista que ya tiene 316 ejemplares dando vueltas y el responsable de las contratapas que en los primeros números ya provocaron juicios: es que al Padre Grassi no le cayó nada bien que lo ilustraran con un niño en brazos, a modo de estampita de santo, con la leyenda ‘Got milk?’.
Lucano deja bien en claro que ellos no hacen una parodia de lo que pasa en el país, sino de lo que pasa con los medios del país. “Es una pararrealidad”, agrega. “El tema de la revista es la agenda de los medios, salvo uno o dos temas como Julio López, pero el resto, para que los toque Barcelona, tienen que estar tratados por algún medio”.

¿Por qué no hicieron tapa con la muerte de Cerati, por ejemplo?
- Es que murió después de que cerramos el número.
¿Pero hay algún límite en ese sentido?
- El límite es querer decir algo, no gastar por gastar a un tipo, que no haya nada gratuito, no hacer un chiste por ser gracioso, sino tirar un tiro por elevación. Nosotros hicimos periodismo de anticipación en algún punto. Había una nota en uno de los primeros números que decía ‘Cerati se queda dormido en un concierto propio’. Eso fue hace 11 años, más o menos.

Las notas en la Barcelona están escritas en pirámide invertida, es como el ABC de aprendiz de periodismo; y el ABC de la gráfica es que los colores son cyan, amarillo, magenta y negro: “Que la revista se imprima a dos colores por número es como jugar en el mismo nivel”.
En los últimos años cambiaron pocas cosas en su estética - el logo se mantiene, el formato también- pero se le agregaron unos recuadros (siguiendo la lógica de los medios actuales) y se agrandó un poco el cuerpo del texto. “Tenemos doce años más cada uno y ya nos costaba leerlo hasta a nosotros mismos”, comenta Lucano.

La Barcelona hoy compite creativamente con los medios electrónicos pero empezó antes que Twitter y, en algún punto, hoy se puede decir que un twitt tiene el formato de un titular de la Barcelona. Bah, no lo digo yo, lo dice Lucano, y la afirmación de por sí ya es bastante ‘twitteable’ (si acaso existe esa condición).

El núcleo duro de la revista - Ingrid Beck, Eduardo Blanco, Fernando Sánchez, Pablo Marchetti, Daniel Riera, Mariana Pellegrini y el mismo Lucano- se conoció trabajando en La Maga durante los ‘90. La revista cerró en 1998 y luego algunos de ellos - Beck otra vez, Marchetti también, Javier Aguirre y de nuevo Lucano- volvieron a coincidir en otra revista que se llamó La García.
Durante el primer año de La García tenían un jefe, pero ya en el segundo, se constituyeron en una suerte de cooperativa y le vendían el producto cerrado a un editor, cosa que duró hasta diciembre de 2001 que fue cuando estalló todo: el mercado editorial, la opinión pública, en fin, el país.
“Mientras hacíamos La García caímos en la cuenta de que nos habíamos visto obligados a alquilar una oficina, armar una redacción y a funcionar como una empresa que estaba dando un producto cerrado a un tipo que ponía la teca”, cuenta Lucano. “El tipo nos pagaba un pedazo, poca guita, y nosotros lo repartíamos bastante igualitariamente de acuerdo a la responsabilidad de cada uno. Necesitábamos otro laburo más. Aunque todos hacíamos cosas afines al periodismo, con el trabajo en la revista no alcanzaba”.
En diciembre del 2001 se fue todo al carajo. Lucano y sus huestes ya tenían un número cero de Barcelona y se les había metido en la cabeza la idea de que tenía que ser tamaño sábana, a lo ‘diario de Yrigoyen’, como lo fue La Nación en sus primeras tiradas.
“Durante todo ese año estuvimos sin laburo y buscando inversores. Todos nos decían que les causaba gracia, pero que no era momento de poner plata”, comenta. Y realmente 2001 fue un año para explotar, no sólo a nivel político, económico y social, sino también en materia de temas y noticias: cuatro presidentes en una semana, el helicóptero de De la Rúa sobrevolando Plaza de Mayo, saqueos, balaceras, barricadas en pleno microcentro. Un banquete con entrada, platos fríos, calientes, barra libre y postre.
“A fines de 2002 ya estábamos cansados de buscar inversores. Ingrid le mostró nuestro mono a un tío suyo que estaba trabajando en la China y dijo ‘ah, me interesa, les puedo prestar una guita’. Nos puso 5 lucas y arrancamos”.
¿Ya tenían el nombre?
- Sí, Barcelona.
¿Por qué Barcelona?
- Porque en ese momento todos los que trabajaban de escribir o de diseñadores gráficos pensaban que Barcelona era la solución para todos los males de esta profesión.
Algo así como ‘la América’ para los europeos de fines del siglo XIX.
- Claro, la meca de los librepensadores de ahora. La Barcelona se llama “Una solución europea para los problemas de los argentinos” y muchos de nuestros amigos estaban haciendo colas en las embajadas para tener la ciudadanía, algunos incluso se casaron para hacer eso.

¿Cómo es que tratamos de armar una empresa?, se pregunta Lucano y su respuesta es: “Teníamos un toco de guita y el negocio de la revista es que vos tenés que pagar el papel por adelantado, o sea podés patear la imprenta un mes, pero la recaudación la cobrás un mes después, así que para sacar una, tenés que tener la guita para sacar tres. Hicimos las cuentas y hablamos con un contador y un abogado. El contador, porque queríamos hacerlo legal, con distribución oficial y competir en serio con las reglas en serio como se debería en un sistema capitalista. Es decir, ponernos al lado de Clarín. Y el abogado, porque sabíamos que podíamos llegar a tener más juicios que los que tenía Clarín”.

La primera tapa con la que salió Barcelona decía ‘Ahora dicen que Yabrán es Piñón Fijo’ y funcionó, según Lucano, “milagrosamente bien”. En la segunda también les fue bien y con la tercera, ya tenían la plata para sacar una cuarta. Después de la número cinco, y cuando tenían una tirada de 10 mil ejemplares, Adolfo Castelo -factotum de la revista TXT-  les propuso hacer una Barcelona más chiquita, semanal, para distribuir junto con la suya. “Eso duró unos 15 números semanales, otro training”, recuerda Lucano. “La redacción hasta entonces funcionaba acá en mi casa y trabajábamos de noche, pero cuando entra un tipo a poner guita, esto ya empieza a tener una forma de laburo”.
Ni Ingrid ni Lucano lo conocían personalmente, pero fue gracias a un prolífico mailing que armaron y también a causa de la llegada que tuvieron en las radios que Castelo se puso en contacto con ellos. “Incluso CQC levantó una nota como real y nosotros hicimos una campaña de prensa con eso. Nos movimos mucho mucho mucho para que fuera conocida y rebotó fácilmente, eso no nos costó, por suerte. Quizás en el medio periodístico nos tenían cariño y además nosotros decíamos lo que nadie se animaba a decir, lo que nadie podía publicar. Lo que pasa con Barcelona ahora no es lo mismo que en ese momento. En aquel entonces causaba sorpresa, ahora ya se sabe de qué la va y ese efecto medio que se perdió”.

Hoy la Barcelona sale cada quince días y en 12 años nunca se discontinuó. Para armar la edición, la ronda empieza por mail y la consigna entre los integrantes del staff es mandar, cuatro días de cerrar, los títulos que a cada uno se le ocurran. Sí, solo cuatro días antes. Ahí arranca el cotejo: se chequea si hay muchos títulos con un tema, o nada con alguno, se nivela, jerarquiza, pegotea, se unifica. Es un trabajo colectivo, y lo mismo la decisión de tapa. “El último día nos sentamos todos todos todos y decidimos cuál es el tema”, aclara Lucano. “A la tapa se la piensa como algo aparte y lo mismo con la contratapa. Tiene que ser un tema que se banque por lo menos diez o quince días en vigencia”.

Mucho mucho mucho / todos todos todos. La reafirmación pasa por lo colectivo y por el caudal de trabajo que implica. “Hacer la revista es una aventura linda”, comenta aquel que lo que más le gustó de España es El Greco. Un artista que pintaba a sus personajes con manos grandes y largas, con un lenguaje propio, comunicativas, generosas, de una creatividad sin límites.

Publicada en revista Último Round Octubre 2014

Entrevista a Liliana Vitale: "La energía del arte es revolucionaria"

En lo de Vitale puede pasar que mamá Esther esté revolviendo un guiso en la cocina mientras habla por teléfono con Sony y que hermano Lito reciba a un músico que llega para grabar con la misma calidez con la que le da la bienvenida a una periodista que busca a su hermana: Liliana está arriba, cebando mate en una terraza repleta de plantas frondosas.


La casa de los Vitale en San Telmo es, además de un centro de unión y reunión, una usina creadora de donde salieron algunas de las experiencias más ricas de la música popular argentina: hay un estudio de grabación, allí funciona el sello CICLO 3, hace poco inauguraron una suerte de editorial y arriba es donde Lili da clases de canto. Impartir enseñanzas en una constante en la vida de los Vitale. Fue su papá, Donvi, quien les inculcó el valor de la pedagogía como acceso a la libertad. "Tener conciencia de las condiciones y, a la vez, tener conciencia de los condicionamientos. Y al saber cuáles son las limitaciones, empezás a sentirte más libre", dicen que decía.
En lo de Vitale está todo atravesado y conectado: el arte, la familia, la música, el aprendizaje, la literatura. Cada cosa es parte del todo. Tal como sucedía en M.I.A. (Músicos Independientes Asociados), la primera experiencia de los Vitale funcionando en tandem, motorizada por mamá Esther - Esther Soto, cantante, antropóloga y autora del libro de poesías ‘Adalay, las almas sin edad’-  y papá Donvi - Rubens Vitale, dirigente sindical, maestro de músicos y autor del libro ‘Un linyera establecido’-.  En M.I.A. todos hacían todo y lo interesante era su sistema organizativo: la mayor parte eran alumnos de Donvi (y alumnos de los alumnos), entroncados con los grupos de rock argentino. Pero no era un grupo armado, era una agrupación de músicos que se integraban entre ellos formando dúos, tríos, cuartetos, lo que les viniera en gana, o según cómo lo sintieran. Más de 20 personas pasaron por M.I.A., no sólo músicos, también poetas, artistas plásticos, técnicos, productores. Además de los Vitale estaban Alberto Muñoz, Nono Belvis, Juan del Barrio, Daniel Curto, Verónica Condomí, Perla Tarello, Carlos Melero, Gustavo Mozzi, Mex Urtizberea, Kike Sanzol, Andrea Alvarez y Luis Samolsky, entre otros. La experiencia se llevó adelante a lo largo de cinco años y fue la primera propuesta independiente dentro del rock made in Argentina en tiempos de dictadura militar, era un refugio cultural. Editaron cuatro discos: ‘Transparencias’ (1976),’Mágicos Juegos del Tiempo’ (1977), ‘Cornonstipicum’ (1978) y ‘Conciertos’(1979, un álbum triple en vivo) y todos salieron bajo el sello CICLO 3, la misma firma que usa Liliana hoy para sus discos.
M.I.A., en calidad de cooperativa artística independiente, desafió el ritmo de su época y sembró el germen de la autogestión en el ambiente de la música argentina. Hasta los Redondos guiaron su carrera inspirados por la iniciativa de los Vitale.
A mediados de los ‘70, Liliana tenía unos 18 años y la experiencia con M.I.A. fue su educación musical, pero sobre todo sentimental. Así fue como aprendió a hacerlo todo desde ese lugar experimental, autogestionado, independiente, abierto a la participación. En M.I.A. Liliana tocaba la batería, un poco a instancias de que Lito necesitaba un baterista y a ella todo le daba curiosidad. “Cuando éramos chicos nos decían que parecíamos Los Carpenters, además yo tengo una coloratura medio grave en la voz como Karen, pero nunca quisimos eso con Lito, ni ser los Pimpinela, ni los hermanos que cantan, nos parecía horrible. Nunca hicimos dúo porque él es muy músico instrumental, más de los sonidos, y yo tengo todo este rollo con las palabras y la poesía”.
Este amor por la musicalidad de los textos, la llevó a Liliana a incluir en ‘Al día’ -su último disco/DVD- una suerte de spoken word que juega con textos de Julio Cortazar y de Miguel Abuelo. Algo muy parecido hizo en 2002 con el álbum "La vida en los pliegues", basado en obras del poeta suizo Henri Michaux y grabado junto a Bam Bam Miranda en percusión, Lito en teclados y las ilustraciones del artista Jorge Cuello decorando el arte del disco. El material fue compuesto, ensayado y grabado en 1990 en “la casita de mis viejos”, como le dice Liliana a la casona de San Telmo, pero por cuestiones de derechos de la obra de Michaux, salió a la venta recién doce años después.
“Hago una intervención rítmica sobre los textos y en vivo sale siempre distinto. Hay una estructura definida, pero hay un margen que tiene cierta soltura, como si las palabras fueran macerándose y haciendo su forma. Así me ha pasado con muchas cosas”, explica sobre ‘Al día’, su séptimo disco solista.
La banda que formó espontáneamente, como le gusta hacer las cosas a Lili, está compuesta por Facundo Guevara y Ana Ponce en percusión, Kike Ferrari en contrabajo, Eliana Liuni como vientista y Mariano Delgado en la guitarra. Ella toca el piano y canta, recita, oficia de curadora.  “En el disco hay tres cosas inéditas y hay nueve canciones que ya había grabado en otros discos y que son versiones actuales de esos temas. De lo nuevo está el texto de Cortázar y Buen día día de Miguel Abuelo que tiene que ver con la textura que la palabra va adquiriendo adentro de uno y también con la performance de decirlo en vivo. También hay un devenir armónico debajo del texto, Buen día día es un poema largo y Miguel lo hizo sobre dos acordes, tiene un viaje impresionante”.
¿Lo conociste a Miguel Abuelo?
Sí.
En ese texto, las palabras son instrumentos.
Yo empecé a jugar con la armonía entonces hay unos cambios musicales debajo. Para terminar el disco pusimos “Jardín de Gente” de Spinetta y eso salió azarosamente en una prueba de sonido cuando estábamos por arrancar la sesión de grabación y filmación. Estábamos probando sonido y yo empecé a tocarla en el piano, Facu agarró el cajón,  Kike el contrabajo y quedó una versión muy a la parrilla sin arreglos.
¿Por qué elegiste ese tema?
Porque me enganchó desde la primera vez que escuché Los Socios del Desierto y porque siempre ando cantando canciones de Spinetta en distintos momentos de la vida y en ese momento era “Jardin de Gente”. La dejé así porque, aunque fue azarosamente, es como un epílogo, es un comentario político o social que nunca había explicitado en las cosas que hice. Siempre me interesó la política, desde muy jovencita: soy de la generación del 70. En la escuela era la delegada, estaba acá y allá, iba a las reuniones... hasta que en el Golpe estaba simultáneamente en el grupo M.I.A. y, como mucha otra gente, dejé la militancia y todo fue la música, el rock, el quehacer artístico. Por un lado fue buenísimo porque me salvé la vida, pero por otro lado quedó una vocación política trunca, quedó como blindado, cortado y practicamente no retomado. Cuando comienza la democracia, el alfonsinisimo, hubo un despertar de la participación pero tampoco tenía la característica de la participación consciente que hoy podés ver en la sociedad. A favor o en contra, pero hay un haber abierto los ojos a un verdadero juego de poder que uno ignoraba. Yo fui criada con gobiernos militares en donde el bacalao se cortaba en lugares misteriosos y no sabías bien.
Hoy también hay otro acceso a la información y los jóvenes se animan a participar.
Claro que sí. Los jóvenes que militaban contemporáneos conmigo a muchos los liquidaron.
El comentario político en “Jardín de Gente”, ¿dónde lo encontrás?
Spinetta escribe esta canción en los 90 y critica la realidad en un momento en el que se vivía un individualismo y un liberalismo a full, de sálvese quien pueda y de cantidad de gente cayéndose de la lona tremendamente, una gran clase media y los estratos de poder más altos disfrutando mucho de comprar en Miami. Una cosa espantosa. Spinetta dice ‘estas ciego al creer que podés evitar este jardín de gente’...
Habla del collage también.
¡El collage de la depredación humana! La insensibilidad de ver gente durmiendo en la calle, comiendo de la basura, como si todo el mundo hubiera tenido una amnesia de que acá en la esquina vivía una familia. Yo ahora no veo gente durmiendo en la calle en San Telmo. Acá a la vuelta había unas 70 personas durmiendo en la esquina en el 2001, 2002. La gente que protesta es en ese lugar que el collage de la depredación humana no tiene tiempo. El tipo que no ve con el corazón lo que está pasando a su alrededor y solo ve su propio interés y si aumentó el dolar. La canción de Spinetta es una especie de grito desenfrenado de decir ‘alguien debió conservar y cuidar...’. Hay que cuidar y proteger, con dinero no se compra el amor, y parece una perogrullada pero hay que recordarlo cada tanto, por eso me parece un comentario político.
Y desde un lugar poético.
Claro, sin ir directamente. Y bueno, es Spinetta.
¿Lo conociste a Spinetta?
Sí.


La curiosidad inagotable de Liliana la lleva a estar constantemente cuestionándose y buscando. Su libertad creativa escapa a los cánones establecidos y lo suyo es una revolución permanente: desde la música, desde la palabra, desde la manera que tiene de hacer las cosas y contagiarlo. Ahora está entusiasmada con su nuevo disco, que la tiene “requete feliz y al día, como se llama el disco”. Liliana cree en la empatía, en que el azar no es sólo azar, que las cosas suceden por alguna razón a veces oculta. Es que ella está atenta a esas vibraciones que resultan en armonía, como pasa con la música.
“Tengo y tenía planes de hacer algún trabajo nuevo pero en ese interín, el azar de la vida me cruza con estos músicos. Primero con Eliana y Ana y tocamos bastante en trío, eso me reconfiguró el amor por la comunicación con los músicos y la música que sucede en ese intercambio”, cuenta Lili. “Más que pensar un disco y decir ‘quiero llamar a’, simplemente el toque -invitar a uno, a otro-, en ese azar empezaron a sonar nuevos algunos temas viejos y mientras tanto iba buscando textos como el de Cortázar o Buen día día. En un momento, gracias a mi hermano que es de una generosidad infinita y hermosa, pude llevar a cabo una filmación para un DVD, algo como para aggionarme también porque hacía años que no sacaba un disco solista, desde ‘Al amparo del cielo’ (2006). Para ‘Al día’, tenía toda la disposición a ver qué pasaba ahora y sobre todo la pulsión de decir ‘básicamente el texto de Cortázar y Buen día día’, las ganas de hacer backup. En el disco puse: ‘Las palabras de los poetas para ponerse al día’.
¿De ahí tomás el nombre del disco?
El disco, de entrada, se llamó ‘Al día’. Es como atrapar un presente. No estuvo muy planeado, fue hecho en el fragor de las cosas, ahí fue tomando forma. Esto fue medio como en vivo y tengo ganas de tocarlo mucho.
Es un nombre muy positivo.
Es vivir el presente, estar ahí. Además está lo diurno...
Estar “al día” es estar a la altura de las circunstancias también.
Claro, y por eso lo político, porque me importa. Aunque no tenga que ver con lo artístico, pero lo artistico sí se recorta de tiempo y espacio. Spinetta, 25 años atrás, puede hacer un tema que hoy significa y pasado mañana también, pero en este presente no es menor cómo está - inclusive el Estado mismo- yendo a la vanguardia de cosas que la sociedad no ha terminado de deglutir, eso es lo que me parece alucinante. Generalmente, los Estados sobreponen unas situación de opresión frente al pueblo - como en las dictaduras- o son recontra burgueses, caretas, y son las luchas populares las que corren el arco, las que generan los cambios profundos. Ahora, que un Estado además tome las banderas, y se adelante a los reclamos populares… Me encanta pertenecer a este tiempo. Se asienta un precedente de vinculación en Latinoamérica que, aunque venga otro signo político, ya existe lo del interés común, sino defender las cosas que uno hace como concepto general, como amor por el lugar que te nutre. Eso sería un nivelar para arriba, ojalá todos los signos políticos participaran de la contienda que sea, que ninguna vaya para atrás con cosas que ya fueron para adelante, después cada uno hará su estilo, su onda.
Hay varios casos en que el arte legitimó luchas sociales, muchas minorías que reivindicaron sus banderas a través del arte, es decir, tiene un rol importante dentro de los cambios profundos del inconsciente colectivo.

La energía del arte es revolucionaria de por sí porque te mueve el piso, te sensibiliza, mientras que las estructuras, en general, lo que tienden es a insensibilizarte, a mantenerte fijo e inmóvil.

Publicada en revista Último Round Junio 2014

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Otra entrevista a Nekro: "Hice primario y secundario, mi terciario fue Fun People.

Antes al frente de Fun People, ahora con Boom Boom Kid, Carlos Damián Rodríguez siempre se las arregló para hacer lo que se le da la gana y aún hoy es el músico insigne para toda una generación que sonríe escuchando sus sinfonías metaleras.


Nekro postea en su Facebook: “Hola chica/chico, Boom Boom Kid quiere ir a Tierra del Fuego a tocar , ¿alguna banda o productor, centro cultural que quiera ayudarnos a llegar ahí?”. En menos de una hora, su consulta tiene 33 respuestas con propuestas de shows que incluyen a casi toda la Patagonia.


¿Pero quién es Nekro? Carlos Damián Rodríguez se dio a conocer con ese nombre - inspirado en un tema de Slayer - cuando lideraba Fun People, la banda ‘hardcore gay antifascista’ que en su crossover de géneros se animaba a sintetizar V8 y Virus con algo de Judy Garland, Elvis Presley, Beach Boys, Sandro y William Burroughs. A principios del 2000, se decidió a matar a Nekro en un recital y le adjudicó el asesinato a un tal Boom Boom Kid. Paralelamente también fue Miss Muerte, luego fue Voon (o Boom) Vän Kinder para un proyecto karaoke hecho para fiestas y cada tanto se convierte en Il Carlo, el crooner que canta boleros.


En pocas palabras, la respuesta a la pregunta anterior es: Nekro es uno de los motores más entusiastas, sonrientes y creativos del rock made in Argentina. Su espíritu inquieto y su lucha contra el estancamiento mental -amén de su talento para hacer canciones- lo llevaron a editar ocho discos con la extinta Fun People, más de seis con Boom Boom Kid, cientos de fanzines (compilados en el libro ‘Mi pequeñia colección de funzines’) y en la Galería Bond Street pueden encontrarse varios compilados, EPs y rarezas que él adora y que - por obra y gracia de su espíritu contagioso - provoca que el resto también lo haga. A fines del año pasado se divirtió confeccionando sus dos nuevos sencillos -2013 EEUU Tour Souvenir en formato flexidisc transparente y 2013 European Tour Souvenir- y editó dos compilados en vinilo: en Estados Unidos fue Música sin la intervención de Cristo y en Europa, Ex Cordevita que incluye 30 canciones. Ah, porque Nekro sale de gira cada vez que puede y las pruebas están en Youtube a donde pueden rastrearse shows explosivos en Tokio, Lima, New York, el DF, Berlín, París, San Pablo, Chicago. En 2013 estuvieron en Texas y la costa oeste de Estados Unidos, y también pasaron por Río de Janeiro, pero fue un viaje tan corto y a las apuradas que Nekro lamenta no haber podido pisar la playa.   


***


El 13 de enero Nekro cumple años y cada vez que puede lo festeja con un show. Según Wikipedia, Carlos Damián Rodríguez estaría cumpliendo los 42 años. Según el saber popular, él será por siempre un niño: El Principito punk de Campana.
Este año, el 13 de enero cayó lunes y sin embargo Niceto explotaba de pibes que ajustaban los cordones para lanzarse al pogo. Adentro casi no se podía respirar por el calor y la energía acumulada, Nekro arriba del escenario saltando y revoleando los dreadlocks. Los carteles avisaban que para comprar cerveza era necesario mostrar el documento que acreditara la mayoría de edad.
Boom Boom Kid prefiere hacer sus shows en lugares sin vallas, donde el público tenga acceso a los músicos, donde no se los trate como ganado camino al matadero y donde se pueda cobrar las entradas lo más barato posible. El año pasado los tickets costaron 15 pesos; esta vez, 30 o 35: el equivalente a 10 viajes en subte o dos porciones de pizza en Las Cuartetas, de parado.


Para explicar lo que sucede cada vez que tocan en vivo, Nekro dio con el término ‘benjui jambouree’. En 2009, cuando sacó un disco con el mismo nombre, le dijo al NO de Página 12: «El jambouree es como el llamado a las tribus. Los americanos tomaron eso para referirse a una jam (improvisación). Es una palabra africana que alguna gente usaba para traer a los espíritus a través del canto. Benjui es una palabra hindú que refiere a una esencia que rompe los malos augurios, la mala vibra. Es un llamado a romper todos los maleficios y yo voy a eso. Entonces, cuando vas a sacarte el problema que tenés con vos mismo, listo. Sucede que sin querer hay recepción y está buenísimo. A mí la música me trae paz, por más que escuche Morbid Angel o Napal Death. Yo tengo una misión y la voy a cumplir. A veces la logro y a veces no, pero no pregunto a las personas si les gustó el show. Les digo: ‘¡Qué bien que nos hicimos, man! Gracias por venir’. Porque sin ellos tampoco se podría generar esa energía».


La mejor manera de disfrutar en vivo de ese benjui jambouree es alternar entre mirar a Nekro pasearse exultante por todo el escenario y mirar al público convertido en un mar de brazos, cabezas y zapatillas moviéndose en un oleaje frenético. Después de mucho bracear, algunos logran salir a flote: se trepan al escenario, levantan los brazos festejando la hazaña , persiguen a Nekro para abrazarlo y vuelven a zambullirse. Nekro es una especie de Moisés que no divide las aguas sino que las surfea. Todos quieren tocarlo y él se deja abrazar, incluso les pasa el micrófono y los habilita para que se expresen. Público y banda conviven en ese caos hermoso donde el límite es el respeto. Nekro arenga desde el escenario, reparte botellas de agua, pide que le devuelvan el sombrero y el pañuelo que pierde cada vez que -sin soltar el micrófono y sin parar de cantar- hace mosh sobre el público. Le dedica un tema a Chabán: “Gracias Omar por dejarnos hacer lo que queríamos en los noventa”. Los chicos aplauden enérgicos, aunque quizás ninguno de los presentes haya pisado Cemento.


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El amor que siente Nekro por el género humano -una suerte de filantropía- es directamente proporcional al desprecio que siente a veces por el mundo en el que vivimos: la intolerancia, la costumbre de matar animales para vivir, el sexismo, la homofobia, las guerras, los demagogos, el fatalismo de los medios, la violencia. Para enterrar todas esas cosas de una y para siempre inventó Chappanoland, un cementerio a donde el ego, la envidia y las fronteras también tienen sus lápidas.
A esa constante disconformidad la resuelve con acciones concretas: saca un disco con canciones de amor, publica un fanzine promoviendo la libertad y denunciando lo que no le gusta, sale a patinar en skate, dibuja, pasea en su Vespa esquivando el tránsito porteño o practica lo que él llama ‘gritoterapia’ que es cantar arriba de los discos a todo lo que da. Siempre que puede aclara: «La música me salvó la vida». La música como forma de expresión, no sólo de diversión porque Nekro cree en el poder que tiene la música para cambiar el mundo.
Nekro no come carne desde los 17 años y es, tal vez, el ejemplo más concreto de activismo vegetariano en el rock. Su lucha pasa por la liberación animal y desde sus canciones, videos y shows reivindica esa protesta. Sin embargo no le gusta cómo suena la palabra ‘militancia’, le sugiere algo militar que le da escalofríos. Tampoco le gustan las organizaciones como Greenpeace por su tibieza y su burocracia: cuando vivía en Campana se juntaba con los amigos e iban directamente a las peleterías y armerías a poner pegamento en las cerraduras o tirar baldes con mierda en la puerta. Cada atentado se documentaba en un fanzine que imprimían con un mimeógrafo y firmaban bajo el nombre de Green Violence.


Con respecto a lo que comés y usás para vestirte,  ¿a veces te privás de cosas que te gustan por cumplir con tus principios?
— Privarme no, al contrario: me libero de cosas que algo me las saca del camino para poder seguir. Hay ciertos productos que me gustan, algunas galletitas que son ricas y todo pero cuando veo que dice ‘grasa vacuna refinada’, no las voy a comer. Hay zapatillas que son resistentes, que duran toda la vida, pero ¿de qué son? De cuero, y no las voy a usar. Aunque venga una vaca y me diga ‘comeme’, tampoco la voy a comer. Si en una pizzería veo que usan un queso que tiene cuajo de vaca y bueno, no voy a ir ahí. ¿Seré una hinchapelotas? Y sí, pero no le rompo las bolas a nadie. Matar para comer no es lo mío; para vestirme y para embellecerme, tampoco.
Más allá de la música, ¿desde qué lugar creés que aportás con tu accionar?
— A mí me hace sentir bien levantarme a la mañana o irme a dormir sabiendo que no cargo con la culpa de haber tenido que matar un animal para yo estar bien. Me copa a mí, no jodo a nadie. No creo en los partidos políticos ni en los movimientos porque se terminan desvirtuando: es muy difícil que todos vayan para el mismo lugar de la misma manera. Creo en los cambios, en lo que tiene que ver más que nada con lo individual. Soy una persona que, sin ser ácrata, no tiene mucho que ver con un dogma que no sé si es tan creíble hoy por hoy. Nunca, desde la corta vida que tengo, vi que algún partido hiciera algo para el pueblo. La política existe porque los dueños del planeta tienen que ver con el pueblo entonces los políticos son los que tienen que lidiar con nosotros y trabajar para esos tipos. La política es el intermediario, el que tiene que calmar y a mí no me gusta. Por eso simpatizo más con la idea de otra cosa.
¿Una idea más de empoderarse cada uno?
Sí, total. Es una cosa que a mi en realidad me pone triste que todavía tengamos que ir a las urnas para elegir a alguien que maneje mi propia vida y no tiene nada que ver con el autoritarismo, sino con la liberación total de cualquier tipo que te diga lo que tenés que hacer. Si se quieren expresar así, que se expresen. Me parece totalitario aunque muchos piensen que no, pero es algo que te vienen enseñando desde la escuela.
¿Fuiste al colegio?
Hice primario y secundario. Mi terciario fue Fun People.


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Do it yourself para Nekro no sólo significa hacer un disco, un fanzine o publicar un libro de manera independiente sino también hacer futuro, hacer las cosas a la manera de cada uno. Ya pasaron casi veinte años desde Anesthesia (1995), aquel primer disco que editó con Fun People que le partió la cabeza a los adolescentes que pululaban por las calles con su skate a mediados de los noventa. Era su grito de guerra y una fuente de inspiración: escuchando sus letras, leyendo sus fanzines y haciendo mosh en sus recitales muchos de ellos se animaron a tener sus propias bandas y expresarse a su manera, sabiendo que este duende inquieto de dreadlocks oxigenados y look californiano hacía algo que cualquier otro podía hacer. Fun People fue la banda sonora perfecta para subirse al trampolín, sortear el mundo de los adultos y generar un código propio.


«Mi primer disco como Boom Boom Kid tiene una frase de Simon Wilder que dice ‘Jamás aceptarás cosas sólo porque otros las dicen. Escucharás a todas las partes y filtrarás la información tú solo’. Yo estoy avisando: ‘Man, lo que digo yo no es una cosa a seguir’. Lo mismo hice con El Libro Absurdo», explica Nekro. El Libro Absurdo se presentó en mayo del 2012 en el marco de un happening en el que Boom Boom Kid prometía regalar el disco nuevo junto con un manifiesto personal. El Libro en cuestión era un cuadernillo de tapas negras, con letras en dorado, encuadernación lomo cuadrado y todas las páginas en blanco. Sólo contenía una nota suelta y escrita a mano aclarando: ‘Sí... hojas en blanco y el absurdo no es esto, el absurdo es que hayas esperado instrucciones a seguir por parte de mí. ¿Tan engreído y me quisiste aún así?’. Sus amigos filmaron la reacción de la gente: algunos estaban muy enojados y otros sorprendidos de buena manera. Su idea era poner en crisis incluso a su público, darles un ejemplo concreto de lo peligroso que es seguir ciegamente a Hamelin y su flauta. Y aún así lo quisieron y lo siguen haciendo.


En tus canciones decís muchas cosas que, sin buscar adoctrinar, son super contagiosas para bien
— Mi visión es: vos hacé lo que tengas que hacer, yo hago lo que tengo que hacer. ¿Te copa lo que hago yo? Genial, ahora hacé algo que me cope a mí. A veces me preguntan ‘¿por qué no te volvés a juntar con Fun People?’ y es algo que ya hice, es el pasado. Yo te conmoví, ahora conmoveme vos. Si salgo yo ahora ¿es para robar la atención de qué? Hay un montón de bandas nuevas, mejor que la atención vaya por ahí y no por cuatro viejos que se juntan a tocar canciones que aún pueden estar muy actualizadas porque el mundo no cambió mucho. Cuando digo ‘cuatro viejos’ serían viejos huesos duros de roer, en ese sentido.


En su momento, Fun People rechazó un contrato con MCA Records por 40 mil dólares que eran 40 mil pesos de la época. El sello presionaba, pero a Nekro no le interesó firmarlo: prefería no resignar el control sobre el arte, la distribución y la producción de sus discos y seguir editando a través de su sello Ugly Records. Eso le valió el respeto del público y lo convirtió en un ejemplo de lucha contra el establishment. Unos años después, cuando apareció su cara en una publicidad de zapatillas Vans, muchos de los que habían aplaudido su jugada con MCA lo bardearon y lo acusaron de transar con el sistema.


«Yo saqué mi primer disco por mi cuenta porque las personas que sacaban discos en Argentina no me buscaban nunca. Venía de renunciar a un trabajo y no me copaba firmar un contrato con una compañía», aclara. «Además tengo un costado de artesano y me copa hacer las cosas yo mismo. Tengo mi manera de hacer las cosas, saco un disco y a los cinco días está para bajar gratis, asi que ‘tomaaa, ¡a la distribución la hice igual!’. Hago cosas que las puedas agarrar, oler y que son lindas y el que lo quiera bajar, que lo baje».


Frisbee (2009) es el sexto disco de Boom Boom Kid y su primera edición fue presentado en un verdadero frisbee amarillo flúor que hace las veces de caja de CD. Un frisbee es un plato volador con el que no podés jugar solo y sí o sí necesitas otra persona para usarlo. No es un boomerang que lo tirás y vuelve, el frisbee vuelve si hay otra persona que lo lance otra vez.

«No estamos derrotados. Yo sigo haciendo canciones y dando mi punta de vista que no me lo puedo callar. A veces no estoy buscando que me entiendan, digo las cosas para mí. Hay algo de filantropía pero también ganas de curarme yo mismo. Muchas veces hacemos las mismas listas de temas que funcionan como mantras, la forma de entonar me hace descargar y a veces la letra no dice nada. Cada uno con su culo que haga lo que quiera, yo con el mío voy a seguir».


Publicada en revista Último Round
Febrero 2014

Fotos de Dina Cantoni